viernes, 16 de octubre de 2009

Diferentes, desiguales y desconectados



Mapas de la interculturalidad


“Néstor García Canclini”


Segunda parte





Diferentes, desiguales y desconectados



La interculturalidad debe trabajar con tres componentes que son parte del proceso: diferencias, desigualdades y desconexión.

Diferencias que se hallan en lo étnico y en lo nacional.



El patrimonio intercultural de los diferentes:



Hay una problemática de la desigualdad que se manifiesta como desigualdad socioeconómica. También, los pueblos encuentran difícil hacer coincidir los “valores tradicionales” en culturas tan distintas. Pero las prácticas de los pueblos originarios revelan cuantas veces las diferencias culturales, en vez de sostenerse como absolutas, se insertan en sistemas nacionales y transnacionales de intercambios para corregir la desigualdad social.



La demanda étnico política de los pueblos indígenas es ser reconocidos en sus diferencias y vivir en condiciones menos desiguales. La tensión entre lo propio y lo ajeno, no lo propio aislado, configura las escenas de identificación y actuación. Así, la interculturalidad puede ser considerada como patrimonio.



Lo que se tiene en común, por ejemplo, en los pueblos de América Latina, además del territorio, es el español, el bilingüismo y el trilingúismo de quienes conocen el inglés. Coinciden en la experiencia de circular entre matrices culturales diversas que representan esas lenguas y en las experiencias de hacer coexistir interacciones comunitarias e intercambios mercantiles.

Guillermo Bonfil dijo que se debía: “rescatar por lo menos el testimonio de formas de vida, de experiencias humanas, de rostros culturales de la humanidad, de proyectos germinales, que son diferentes del proyecto que se esta tratando de plantear como homogéneo y como hegemónico”. El propone la democratización de las relaciones sociales de desigualdad.

Desde la década de 1920 se definió una ideología nacionalista que fue bandera de los gobiernos de la Revolución. En ese momento el criterio fundamental para adjudicar la tierra era dársela a quien la trabaja, no a quien la haga producir con mayor ganancia económica. Se aprendió a ver la frontera norte como una línea que nos separa, porque éramos y queríamos seguir siendo diferentes. Todo esto lo aprendimos, mal que bien en la escuela.

Miguel Bartolomé escribió que “las formas de cultura como las ideas que la reflejan se transforman con el tiempo, lo que permanece son los campos sociales alternos que construyen. El proceso de configuración de la diversidad no nos remite entonces a identidades esenciales que deben ser preservadas, sino a la vigencia de espacios sociales diferenciados cuyos limites tienden a mantenerse”.



Los indígenas no son diferentes solo por su condición Étnica, sino también porque la reestructuración neoliberal de los mercados agrava su desigualdad y exclusión. Ellos quieren apropiarse y reutilizar bienes modernos a fin de corregir la desigualdad. Con su compleja articulación de modos de sociabilidad comunitaria y mercantil, ayudan a imaginar una América donde la pluralidad no se empobrezca. Sin embargo, no podemos sobrevalorar la importancia de este aporte ante la desigual potencia de las empresas y poderes políticos que los ignoran, o promueven otras vías de desarrollo.

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